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Museo Hemingway - Finca La Vigia, La Habana. Cuba

  • Estrellas basadas en 16 opiniones
  • Calle Vigia y Steinhart, Finca Vigia, San Francisco, Havana City. Cuba
  • Destino: La Habana
  • Abierto: Daily
  • Teléfono: (537) 6910809
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Esta casa, donde viviera Hemingway, con su última mujer, Mary Welsh, por más de veinte años, es el museo más importante del mundo dedicado al celebérrimo escritor, hombre siempre apasionado y revolucionario. Aquí creó "El Viejo y el Mar". Se pueden contemplar muchos objetos personales, miles de libros, cuadros, cabezas de animales o su máquina portátil Royal (ante la que escribía de pié y descalzo). En el jardín hay flamboyanes, palmas reales, mangos y hasta una inmensa ceiba (el Iroko, árbol-deidad adorado en la santería). Todo nos traslada a la vida habanera e internacional de Ernest, quien en cierta entrevista se definió ante la televisión con un cubanismo destinado a los perros vagabundos y callejeros: "yo soy un cubano sato".

Mapa de Museo Hemingway - Finca La Vigia

Museo Hemingway - Finca La Vigia se encuentra ubicada en La Habana

La capital cubana es, sin dudas, el destino turístico por excelencia de la mayor de las Antillas. Y dentro de ésta su centro histórico "declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1982" resulta un punto de obligada referencia para cuanto visitante llega a esta urbe, durante siglos considerada la llave del Golfo de México.

Al lejano noviembre de 1519 se remonta la fundación, en su emplazamiento definitivo junto al canal de entrada de una bien protegida bahía, de la villa de San Cristóbal de La Habana, convertida con el tiempo en punto de encuentro de las flotas españolas que trasladaban a la metrópolis las riquezas extraídas de sus dominios en el llamado Nuevo Mundo, y eje fundamental en el comercio y las comunicaciones entre éste y el Viejo Continente.

Semejantes ventajas, derivadas esencialmente de su estratégica posición geográfica, incidieron también de manera directa sobre el ulterior desarrollo de la próspera villa, que comenzó a crecer al amparo de un sistema defensivo sin par en la América hispana y rodeada por una muralla cuya construcción (iniciada en la segunda mitad del siglo XVII y concluida más de 100 años después) se consideró desde su inicio ineficaz y costosa.

El Templete, un pequeño edificio neoclásico inaugurado en 1828, es el sitio donde cada 16 de noviembre los habaneros festejan la celebración de la primera misa y el primer cabildo de San Cristóbal de La Habana, y el punto a partir del cual se inician –por lo general– los recorridos turísticos por el núcleo original de la capital cubana.

A escasos pasos de allí se encuentran la Plaza de Armas, en torno a la cual se levantan el imponente Castillo de la Real Fuerza (1577) –donde hoy se exhibe la colección de cerámica artística más importante de la Isla y sobre cuya torre se erige La Giraldilla, una artística veleta símbolo de la ciudad– y los Palacios de los Capitanes Generales (Museo de la Ciudad) y del Segundo Cabo.

Otras tres plazas y sus edificaciones colindantes despiertan invariablemente el interés de sus visitantes: la Plaza de la Catedral, rodeada por opulentas mansiones; la recién restaurada Plaza Vieja, donde sobresale la casa de los Condes de San Juan de Jaruco; y la Plaza de San Franciso de Asís, aledaña a la iglesia y el convento de igual nombre, en uno de cuyos claustros se encuentra el Museo de Arte Sacro.

Mas caminar por las calles de la Habana Vieja, muchas de éstas aún adoquinadas, representa también la posibilidad de acercarse a más de una docena de museos y estudios-galerías de afamados artistas plásticos cubanos y latinoamericanos; visitar las casas de Benito Juárez, de Asia, Africa, Puerto Rico, de los Árabes (allí se encuentra la única sala para las plegarias musulmanas existente en Cuba) y de Simón Bolívar.

Resulta asimismo interesante visitar la maqueta de esta municipalidad; transitar por la Alameda de Paula, un hermoso paseo construido en la segunda mitad del siglo XVIII; o cruzar la bahía para llegar hasta los ultramarinos poblados de Casablanca, donde se erige el Cristo de La Habana, y Regla, donde se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de Regla, protectora de marinos y pescadores y patrona de la Bahía de La Habana.

El parque histórico-militar Morro-Cabaña lo conforman dos reductos de la magnitud del Castillo de los Tres Reyes del Morro (1630) y la fortaleza de San Carlos de la Cabaña (1774), catalogada en su momento como la obra cumbre del sistema defensivo abaluartado. Precisamente desde esta última fortificación se dispara cada noche, a las nueve en punto, un cañonazo de salva que en llamativa ceremonia rememora los tiempos cuando sendos fogonazos (en horas de la madrugada y al anochecer) constituían la señal convenida para abrir o cerrar las murallas de la ciudad y para colocar o retirar la enorme cadena flotante de madera y bronce que daba acceso al puerto de la villa.

Descubrir la llamada Habana extramuros, sin embargo, resulta tan apasionante como desandar las estrechas calles de la vieja ciudad. La Habana fue creciendo bajo el influjo de las más disímiles corrientes constructivas del orbe y en sus terrenos encontraron espacio el renacentismo, el mudéjar, el barroco y el barroco cubano, el neoclasicismo, el eclecticismo, el art nouveau, el art decó y el pragmatismo.

Así, al otro lado de la inútil muralla aparecieron sitios emblemáticos como el Paseo del Prado, el Gran Teatro de La Habana y el Capitolio, uno de los más espléndidos edificios de la capital y en cuyo interior se encuentra la Estatua de la República, la tercera más alta del mundo bajo techo y a cuyos pies se encontraba el diamante que marcaba el kilómetro cero de la Carretera Central.

Nacieron también el afamado malecón habanero, de unos 12 kilómetros de longitud y considerada la imagen más característica de la ciudad, que enlaza al centro tradicional con la populosa barriada de El Vedado, desde cuyo corazón, La Rampa –zona de magnífica urbanización y arquitectura– puede accederse fácilmente a otros sitios de interés turístico como la bicentenaria Universidad de La Habana, la Plaza de la Revolución y el Memorial José Martí (el más alto mirador de la ciudad, con 138,5 metros de altura sobre el nivel del mar), o la Necrópolis de Colón considerado entre los más importantes del planeta por sus múltiples valores artísticos.

Hacia ambos lados del centro de la urbe existen asimismo puntos de notable interés. En dirección oeste, la Quinta Avenida conduce a la barriada residencial de Miramar, que actúa como órbita del mundo empresarial y de negocios y donde es posible visitar una impresionante Maqueta de la Ciudad. El Palacio de Convenciones, el recinto ferial Pabexpo y el exclusivo Club Habana anteceden a la comunidad turística Marina Hemingway, un lugar apropiado para bucear, practicar la pesca de altura, participar en un seafari a las barreras coralinas, o navegar en un confortable yate acondicionado para la vida a bordo.

Hacia el este de la ciudad y después de atravesar el Túnel de la Bahía, se llega al poblado de pescadores de Cojímar –de peculiar belleza y colorido– que invita a rememorar la prolongada estancia en Cuba del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, quien encontró precisamente allí muchos de los escenarios y personajes de sus obras.

Más de 15 kilómetros de franja costera, arenas finas y aguas azules y transparentes se extienden entre Bacuranao y Guanabo conformando un circuito náutico que los habaneros identifican sencillamente como las playas del este, y en el cual suelen destacar por sus atributos naturales a Santa María del Mar.

También rumbo al este de la capital, a sólo 15 kilómetros del centro, un pequeño pueblo fundado en 1733 a partir de la existencia de aguas minero-medicinales invita a conocer sus valores históricos, arquitectónicos, culturales y naturales: Santa María del Rosario.

Como toda gran ciudad, La Habana es el corazón de la intensa vida política, científica y cultural de la nación. Decenas de museos, salas de teatro y de conciertos, galerías de arte e instituciones culturales tienen su asiento en la ciudad y algunas como el Ballet Nacional de Cuba, la Casa de las Américas, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, o el Conjunto Folklórico Nacional gozan de enorme prestigio internacional.

Y, por supuesto, es también una urbe donde el buen comer y la diversión tienen un importante espacio en sitios tan conocidos como La Bodeguita del Medio, el Floridita, o el cabaret Tropicana, o en otros menos mencionados, pero que tienen ya un espacio reservado en la preferencia de los millares de turistas que cada año recorren la capital cubana. 

Opiniones
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Opinion sobre Museos: Museo Hemingway - Finca La Vigia
Excelente valeria

gran escritor
En el poblado de San Francisco de Paula, en las afueras de la Ciudad de La Habana, se encuentra la finca "La Vigía" donde residiera el gran escritor norteamericano Ernest Hemingway. La casa del afamado escritor se conserva tal y como él la dejara al partir a su último viaje. Cada objeto, libros, muebles, se mantiene en los lugares donde los dejó y son celosamente conservados como parte importante de nuestro patrimonio cultural.

Excelente america

recuerdos de heming en la habana
El museo de la finca La Vigía, en los suburbios de La Habana, es uno de los lugares de preferencia de los miles de visitantes extranjeros y cubanos que acuden a la capital de la Isla. Durante años La Vigía fue refugio del escritor norteamericano Ernest Hemingway, quien allí escribió varias de sus más importantes obras. En la capital de Cuba, el escritor de El viejo y el mar, Adiós a las Armas y otros monumentos de la literatura universal dejó huellas de su amor al pueblo de la isla caribeña, que lo acogió con extraordinaria hospitalidad. De su estancia en La Habana muestran en el museo de La Vigía la antigua máquina de escribir del escritor, documentos, recuerdos de sus incursiones por África y otras pertenencias. Se conservan los salones de la casa de vivienda con los muebles y demás objetos que conservara el escritor. En la foto, el salón familiar de la finca. Como parte del homenaje que en la Isla le rinden a Hemingway se conserva en el pequeño museo la habitación que ocupara en el hotel Ambos Mundo, con vista a la bahía habanera. Igualmente evocan anécdotas de sus frecuentes visitas al restaurante El Floridita, que hizo famoso internacionalmente, en especial por la creación del cóctel Daiquirí. Por otra parte, en el poblado costero de Cojímar está anclado su yate El Pilar, en el muelle desde donde partiera decenas de veces en sus incursiones pesqueras por el Golfo de México. Cerca de ese lugar, en el restaurante La Terraza, en el que degustaba el famoso mojito cubano y el pescado recién capturado, los viejos pescadores conversan con los visitantes sobre sus experiencias en alta mar, que antes compartían con Hemingway.

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